PENSAMIENTOS AISLADOS, ENTRADA Nº 3
Corona. 22 de marzo de 2020. Leeds, Reino Unido, la Tierra
Ahora mismo hay un helicóptero sobrevolando mi barrio. No es algo inusual en el barrio donde vivo. Llegué aquí hace seis años y seis meses exactamente. Me mudé des de mi pueblo en la costa catalana el día 11 de septiembre del 2013, o quizás fue el 9.
Cuando me mudé no dejé únicamente la casa de mis padres… Hice las maletas y llené un par de cajas con cosas para que me mandaran más adelante. Estaba excitada, ‘Inglaterra es fascinante’ decían todos. Yo sonreía, bromeaba…un nudo me apretaba incómodamente la garganta, tan fuerte que solo el caer de una lágrima logró aflojarlo y entonces se me escapó un suspiro de descompresión. No soy muy afectuosa con mis padres, pero mi sentimiento en la puerta de embarque del avión era el de una niña a punto de quedarse huérfana.
El día que me fui, todo lo que hasta entonces era mi mundo se quedó en tierra y yo volé a Leeds, donde llegué con dos maletas llenas de objetos que no consolaron el llanto de la añoranza.
Esta no es la historia de una tragedia, pero quién no ha sentido miedo a lo desconocido o susto al despedirse de unos padres como los míos.
Hoy estoy confinada en casa como lo está literalmente el mundo entero, y aquella niña ha vuelto de visita. ¿Recuerdas cuando al son de tu llanto tus padres aparecían al rescate de inmediato? Así me siento, quiero llorar y ser rescatada, solo que ahora soy mayor y mis padres están confinados a 1877 kilómetros de distancia.
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